23 de febrer del 2011

Diez días es una vida

23 - F. Histórica fecha para la historia de España.Peró también histórica fecha para mi, porque cada uno de estos días que paso en Praga se anota en mi diario mental y se convierte en mi historia. Cada una de esas veces que cruzo el puente de Karlova y miro esas estátuas que se construyeron un día exacto para que durasen toda la vida. Sé que cada segundo que paso aquí es único y mágico. Y no solo por la atmosfera que reina en las calles praguenses que estan heladas y repletas de turistas. Sino también porqué sé que esta es una oportunidad única. Si fuese más irónica, diría que esta es una oportunidad única para vivir el reto de no superar los -10 grados a las 12 del mediodía. Pero como no lo soy, diré que es una oportunidad única para descubrirte y desvestirte, mi querida Praga.

Hoy, el día 10, descubrí una librería que me enamoró: Shakespeare. Allí, allí me podría haber quedado durante horas, leyendo los títulos. Libros de segunda mano, de tercera, cerca del Moldava, con la cámara a cuestas y la boina puesta. Era lo más parecido a la felicidad cultural. Pero bueno, eso ya llegará con la Ópera y el Teatro de 4 euros.

Porqué poco a poco, llegan también los planes. Se perfilan viajes, escapadas, excursiones y visitas. Se esperan fiestas, de esas que en Barcelona me negaba visitar, planes imprevistos y paseos. Este Eramus está cogiendo forma.

Aunque vuelvo a repetirme que en mi mente han pasado diez vidas y no diez días. Las clases han empezado, las cervezas continuan su ritmo, la confianza va in crescendo y nuestro amor se consolida. Poco a poco nos vamos cogiendo confianza y nos adaptamos una a la otra. Aunque a lo que nunca me adaptaré, será a tu frío. Pero sé, y afirmo, que un día nos cogeremos la mano.

Pero Praga, todavía debo venir a tu puente con mi mestro Sabina, con cámara en mano y retratarte en mi pupila para la eternidad.

Escuela de Frankfurt y Birmingham again

Y hoy empezó el erasmus estudiantil. Primera clase. Tener que irse de erasmus para vivir lo que es ir a clase por las tardes. Es un mundo tan diferente. Aquí a las 5 ya es de noche. Pero da igual, porqué hay clases igual. Y experimentar también como es una clase entera en inglés. Pero no una clase de historia o de inglés. No. Una clase más bien de filosofia,de qué es cultura y como cuatro rayas nos identifican un payas. De Marx, de la escuela de Frankfurt y de Birmingham. De esos de cuando terminé Teorias de la Comunicación dije que no volvería a estudiar. Pues sí. De esos toca hablar.

Y yo. Yo no sé si coger los apuntes en inglés, castellano o catalán. O yo que sé, si en checo. No sé nada la verdad. Pero qué voy a saber yo si solo tengo tres clases de hora y veinte cada una. Qué voy a saber yo si no voy a madrugar en todo el Erasmus. Qué voy a saber yo, si los fines de semana seran más largos que los días de trabajo. Porqué los martes serán lunes y los jueves serán viernes. Y tendré tres sábados y un domingo. Y yo que sé!

Porqué no sé si esto es República Checa o América. Porqué allí todos son americanos o canadienses, al igual que el profe, que nos da su movil, su telefono de casa, su dirección, por si algún día queremos pasarnos a ver una película en su casa. Where I am?

Creo que ahora empieza la vida real erasmusil.Con la Escuela de Frankfurt que me recuerda mis primeros pasos como estudiante de periodismo.

21 de febrer del 2011

Una semana

Hace una semana emepezó oficialmente esta historia con un principio que por ahora conquista hasta al más fuerte de corazón. Nunca me habría podido imaginar un inicio como este. O sí. Pero todos sabéis que soy más persona que intenta no hacer castillos en el aire. No me gusta. Después se desmoronan.

Como he dicho, hace siete días que ese mismo aparato que nos llevaba a Júlia, a Gonzalo y a mi aterrizó en la pista de este pequeño aeropuerto de esta gran ciudad. Tres personas que se vieron en la puerta de embarque. Tres personas que no se saludaron, como es normal. Pero tres personas que empezaban su Erasmus en Praga y que ahora comparten tanto. Tanto que hasta comparten habitación, cervezas y guantes.

Praga me ha dado tantos momentos en estos siete días que todavía no soy capaz de digerirlos. En este tiempo ya he repetido dos veces de restaurante, cuatro en el Atmosphere y dos más en otro pub. En estos días y en estos minutos, he conocido gente que me impresiona. Pero si me paro a pensarlo, no sé si me impresiona la gente que he conocido o el hecho de estar aquí. Estar en Praga, en el centro de Europa, en lo que en la antigüedad sería el centro del mundo, y encontrar gente de todos los sitios, de todos los rincones y poder mantener una conversación (sin estar borracha). Unas conversaciones, ya sea delante de una birra, delante del reloj o pasando frío en la calle, que me demuestran que todos estamos hechos de la misma pasta. Me impresiona que en un misma mesa, estemos españoles, franceses, portugueses, finlandeses, australianos... Me impresiona también la nieve. Creo que nunca me llegaré a acostumbrar. Con este manto blanco, los edificios sovieticos dejan de ser tan horribles como los vi el primer día y tienen su encanto. Porqué como me dijo alguien de por aquí, esos edificios también son historia. Me impresiona que los finlandeses y suecos se quejen del frío que hace en esta ciudad.

Y Praga, me has dado en una semana la costumbre de necesitar tu cerveza. Una cerveza que ya no puede fallar en mi dieta. No sólo porqué eres más barata que el agua, sinó porqué ir a un bar significa estar con esta nueva familia a la que ya aprecio. Salir de Hostivar para ir a algun pub, es nuestro pan de cada día.

Praga también me ha dado momentos de reflexión en estos días. Todavía pocos. Creo que por como soy yo, demasiado pocos, porqué he hecho tanto en tan poco tiempo. Pocos momentos para poder asimilar que estoy aquí y que ante todo, debo saber saborear cada uno de los sabores que voy a probar de ahora en adelante. Porque esta semana solo ha sido un pica pica.Vamos a ver a que saben estos cinco meses.

18 de febrer del 2011

Ay Praga

Hace 6 días que ese avión despegó desde la puerta B33 del aeropuerto de el Prat para llegar a Praga, esta ciudad que minuto a minuto me ha conquistado. Seis días que han sido como seis vidas. Por ahora todo es mejor de lo que podia imaginar. Cuando muchos me decíais que la ciudad era preciosa,os quedabáis cortos. De hecho, cortos es poco. La ciudad es perfecta. No es bella, es bellísima. Hay tantos rincones que descubrir, tantas fachadas por admirar y tantas estatuas por fotografiar que me da la sensación que cinco meses no me van a servir para absorber todo lo que Praga puede darme. Porqué Praga es mágica. No se si es ese aire de cuento de hadas que le dan las casas pintorescas. Aquí, incluso la más insignificante panadería está en un edificio impresionante. Aquí solo hay lugar para el arte. Un arte dividido en dos: el arte antiguo, con su reloj, su Starometska Namesti, su puente de Carlos y su castillo, y el arte sovietico, esos edificios horriibles, azules y blancos como Hostivar mismo, esos bloques de pisos que tienen tanta historia detrás. Porqué Praga es un libro abierto. Cada rincón, cada adoquín, cada piedra es un mundo, una leyenda.

A ritmo de Antònia Font y Love of Lesbian el aguanieve y el frío de Praga se hace más llevadero. Nada puede empañar mis gafas ni mis ganas de unirme a ella para siempre. Bueno de hecho sí, el calor del Atmosphere cuando vives esa diferencia de temperatura entre el gélido viento y la deseada calefacción. Esa calefacción con ese chocolate caliente o esa draft beer. Esa draft beer que será nuestra perdición. O almenos ya lo está siendo, porque no puede ser que sea tan barato, porqué no, porqué eso no era un mito. Es así y punto.

Pero Praga, todavía no te siento como mi hogar. Me siento como una extraña, como una turista que el día siguiente va a volver a coger su maleta y se irá para siempre. Noto como si este fuese el último día paseándote, como si tuviese que abrir los ojos en cualquier momento y desaparecieses. Ay Praga. Creo que tu y yo vamos a tener uno de esos romances que duran para toda la vida. Solo me estás dando alegrías.Todavía no me has hecho soltar ninguna lágrima y eso, eso tiene un mérito espantoso. Conviertes mi debilidad en fuerza, en coraje, en ganas de querer más. Te abres a mi y me dejas descubrirte paso a paso, rail a rail. Ay Praga. Creo que serás mi amante durante los siguientes seis meses. Creo que tu nombre se gravará en mi corazón y se tatuará en mi piel. Ay Praga, diría que me gustas, diría que por fin he encontrado el amor.

12 de febrer del 2011

Doraemon se'n va a Praga

El ya es immediato. Ya está casi preparada esa maleta que supuestamente pesa 23 kilos. Ni uno más ni uno menos. Dentro hay de todo un poco, desde ilusiones a miedos, desde recuerdos a esperenzas, desde nostalgia a emoción. Dentro hay un Doraemon, una pulsera, un anillo, una chapa, un amuleto y una moleskine. Dentro se van a intentar meter seis meses de mi vida que no se podran guardar para siempre porqué habrá demasiado por interiorizar. Fuera se quedan esas cinco capas,los dos pantalones que tengo que ponerme mañana, los dos pañuelos y la cuenta atrás.

Menos de 14 horas para la despedida definitiva. Más 24 horas, que són las que hace que me despedí ya de Mallorca. Mallorca, ese trozo de tierra perdido enmedio del Mediterráneo. Ese trozo de tierra que tiene ese nosequé que te hace que la necesites incluso cuando no lo sabes. Ese trozo de tierra tan cerca (y tan lejos) de Barcelona. La otra. La amante. Mi amante. Barcelona, esa que me adoptó, que ha visto cumplir mis metas más cercanas. Esa que alberga tanta gente que ahora es indispensable.

Mañana será otro día. El día deseado después de aquel 16 de abril que nos cambió el entonces futuro, el ahora presente. Un presente que mañana coge el nombre de Praga, el olor a río Moldova y el sabor a cerveza.

Mi Doraemon y yo,vamos hacia Praga.

11 de febrer del 2011

a medio día

Ahora sí. A medio día de abandonar Mallorca durante medio año empiezo a ser consciente de lo que me dijeron en Abril. Ahora, a dos días de abandonar Barcelona durante unos ocho meses me doy cuenta de lo que no me había dado cuenta hasta ahora. A partir del domingo nada volverá a ser lo mismo. Y no lo digo por lo típico de que un Erasmus te cambia la forma de ver las cosas. Lo digo porqué durante este medio año cambiará todo en mi vida. Cambiará mi lengua, cambiará la gente, cambiará la rutina de ir a clase, cambiará la comida, cambiará la forma de vivir,cambiará mi concepto de universidad, cambiará incluso la moneda. Pero lo que no cambiará será mis ganas de todo.

Ahora, a medio día de irme de esta isla me preguntan si volvería a pedir el Erasmus. Y claro que sí. No lo dudo por un instante. Llevo arrastrando cenas de despedida desde hace más de tres semanas, pero no son despedidas formales. Son despedidas puntuales, porqué vuelvo a veros a todos. Porqué os tendré colgados en las fotos de alguna pared de esa que será mi casa, pero porqué también estaréis colgados en alguna parte de mi.

Ahora, a medio día de sobrevolar esta isla las ansias ganan a los miedos, las ilusiones ganan a las decepciones y las esperanzas ganan a las frustraciones.

Señores y señoras, esto está a punto de meterse en el horno.