10 de juliol del 2011

otra nueva praga

Es domingo y volvemos a aquella costumbre que empecé estando en Praga. Sigo en Praga. En una Praga diferente pero sigue siendo Praga. Una Praga ajena a aquella que me recibió hace cinco largos meses. Una Praga que no se parece a siple vista a aquella que fue el fondo del puzle que montamos durante ese tiempo de compartir vidas y sentimientos. Cada una de las piezas de este puzle está ya en su casa y a mi, irremediablemente, me toca hablar en pasado y desafiar y descubrir esta nueva Praga. Esta nueva Praga que, contradictoriamente, se me antoja más accesible que antes. Esta nueva Praga que me sorprende todavía más cuando ya creía que era imposible soprenderme más. Esta Praga que ha dejado atrás su frío para dar paso a los días de sol y lluvia, de lluvia y sol. Y dar paso, también, a estas manadas de guiris que vienen a robar su esencia, su belleza.

He redescubierto una nueva Praga sin vosotros. Ni más bella, ni más fea. Simplemente otra nueva Praga donde no hay trams 22, ni Atmospheres, ni New Yorkers, ni Charles Universities. Otra nueva Praga solo para mí. Yo y ella. Ella y yo. Otra Praga que me ha enseñado a no tener miedo de escuchar solo mis pasos, a no buscaros en los sitios dónde alguna vez estuvimos, a no tener miedo al número uno. Una Praga que se ha adaptado a mi ritmo, o yo al suyo, ya no lo sé.

Vivo en una Praga totalmente diferente pero en esencia sigue siendo esa Praga que me conquistó. Porqué aunque haya aceptado que no estáis aquí y me haya adueñado de la ciudad, Praga siempre será el telón de fondo de nuestro puzle. Y lo bonito de los puzles es que los guardas. Los guardas en algún hueco de algún mueble de algún sitio de tu casa. Los guardas hasta que un día abres el mueble y te acuerdas. Te acuerdas de la belleza de ese puzle e involuntariamente sonríes para tus adentros.

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