22 d’abril del 2011

(re-re)descubrir Praga

Semana Santa siempre había significado Mallorca. Eran las únicas fiestas que siempre pasaba en esa isla. Nada de Barcelona. Nada de viajes. Nada de estar fuera. Y ahora, ésta está siendo una semana santa rarísima. No es semana santa ni es nada. O almenos Praga no me lo está haciendo ver. Aquí, aquí solo tienen dos días de fiesta, aunque hace más de 15 días que esas casetas decoran la Old Town Square y todas las plazas. Y depende de como lo mires está más bella, o no. Depende de la perspectiva, del ánimo, de ti y de mi.

Y esta semana santa sirve para (re-re)descubrir Praga. Por segunda vez. Y que no sea la última! Sirve para (re-re)enamorarme de esta ciudad. Con este sol más caliente que el del mediterraneo, los palacios brillan más que nunca y la gente se apodera de las calles, pero estos días lo he llevado mejor que nunca. No sé si es por la compañía de los padres, por las ganas de enseñarles esta ciudad, por los helados o por el mismo sol. Pero es que todo esto me encanta. Me encanta tanto hasta tal punto que no me lo puedo ni creer. No puedo entender como una ciudad puede ser tan preciosa, como puede despertar tantos sentimientos, como puede esconder tanto, como te puede atrapar tan fácilmente, como puede tener tantos lugares mágicos, como puedes llegar a quererla tan rápido, como puede crear una dependencia tan gigante, como puede meterse dentro y no salir nunca de allí. Praga, me haces sentir tan viva. Tantas cosas que todavía no he sido capaz de descifrar, y mucho menos interioriar. Me haces sentir tanto que todavía no he sido capaz de encontrar las palabras para plasmarlo aquí y poderlo recordar cuando este sueño termine.

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