11 de maig del 2011

Praga, te tengo en el alma

Todo sigue demasiado rápido. Me acuerdo de cuando hablábamos y planeábamos el gran viaje a Viena. El que sería (y fue) uno de los viajes estrellas. El que tenía que ser de todos, el de Mayo. El viaje que nos llevaría a Austria y a Eslovaquia. Ahora, dos días después, aquí en Praga, me doy cuenta del jodido tiempo. Me doy cuenta que el tiempo pasa más rápido que la propia luz y para mi,todo esto es demasiadoi. Esta ciudad me asusta. Me asusta ir al beergarden de Namesti Miru y enamorarme cada día más de esa vista. Me asusta enamorarme de las puestas de sol, que aquí son más preciosas que en ningún sitio. Me asusta su belleza, la facilidad con la que la quieres, la facilidad con la que es fácil ser feliz aquí... Y me doy cuenta que oficialmente solo me quedan dos meses para terminar de disfrutar de esta ciudad, de esta vida. Pero sobretodo, me doy cuenta que solo me quedan dos meses para terminar de disfrutar de esta gente. Esta gente que es mi día a día, mi vida ahora mismo. Y tengo un final tan incierto, que solo sé que les veré marchar en cuenta gotas, uno por uno, lágrima tras lágrima. Y eso, eso no me gusta nada.

Pues eso, que Viena estaba inmensa. Estaba despampanante con sus jardines, su buen tiempo y su espíritu imperial. Despampanante con sus palacios y museos. Pero para mi sigue siendo demasiado Viena. Yo, yo me quedo con Praga y su centro histórico, sus callejones empedrados, sus turistas masificados, su castillo que domina el Moldava. Yo, yo me quedo con esta ciudad a la que sé que cuando esto termina volveré. No sé si para quedarme o por una temporada, pero volveré. Porqué Praga, ya te tengo en el alma.

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